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16 Consejos para mejorar la autoestima de tus hijos

La autoestima es la forma en la que nos pensamos, nos amamos y nos comportamos con nosotros mismos, es el conjunto de creencias y valores que la persona tiene acerca de quién es, de sus capacidades, habilidades, recursos y potencialidades, que le han conducido hasta donde está y que le llevarán hasta donde crea que puede llegar.

Crecer sintiéndose amado

La valoración que hacemos de nosotros mismos, cuando es positiva, nos hace reconocer las capacidades que poseemos y, a la vez, nos hace sentir más valiosos, generando en nosotros mismos energía y fuerza activa. La familia es el primer ambiente en el que una persona vive en sociedad, recibe educación y donde es querida y aceptada por lo que es.

Si crecemos sintiéndonos amados y seguros hay mayores posibilidades de que desarrollemos una adecuada identidad personal. Para ello, el comportamiento de los padres debe basarse en el respeto y en un estilo educativo democrático que haga posible el desarrollo de una independencia responsable en el niño.

Es fundamental que los padres fomenten en los niños una autoimagen adaptada y aceptada y un autoconcepto positivo, resaltando los logros de una forma realista y evitando las humillaciones, y que se aseguren de que la institución académica también lo haga. Un autoconcepto negativo, provocado por comentarios despectivos de padres, profesores y compañeros, lleva al niño a no confiar en sí mismo y en sus posibilidades, a no afrontar el trabajo y a evitar el fracaso.

Estos son 16 consejos a los padres para que mejoren la autoestima de los ‘peques’ en casa:

1. Recuerde que la autoestima comienza con el ejemplo positivo de los adultos. El ejemplo es, a menudo, más valioso que los discursos o el enfado.

2. Dedique un tiempo de juego y conversación por separado con cada uno de los hermanos en el caso que tenga más de un hijo. Tiene que ser un tiempo de calidad, libre de preocupaciones y centrado en el niño.

3. No regañe a su hijo por cada fallo que cometa. Explíquele lo que ha hecho mal y ayúdele corregirlo.

4. Diferencie el potencial de cada hijo y anímeles a desarrollar el suyo propio.

5. Aprecie los progresos que consigan, sin comparaciones. Cada niño tiene un ritmo diferente y unas habilidades distintas.

6. Brinde a sus hijos afecto y cariño de forma incondicional. Demuéstreles siempre cariño verbal y físico: las muestras de ternura deben estar siempre presentes.

7. Apóyeles cuando algo vaya mal. ¡Que sientan que están los padres de su lado!

8. Fomente las responsabilidades de los hijos asignándoles tareas, siempre dentro de sus posibilidades, edad y madurez.

9. Deje que el pequeño tome decisiones y resuelva problemas. Permita que se equivoque para que aprenda de sus errores y los acepte como parte de su vida.

10. Refuerce las conductas positivas mediante elogios. Los comportamientos que se refuerzan tienen muchas más probabilidades de que vuelvan a repetirse.

11. Evite corregirle delante de otras personas y pídale que obre de forma igual con los demás.

12. Póngale límites claros y ayúdele a que prevea las consecuencias.

13. Procure ser consistente en las reglas familiares y consecuente cuando se incumpla alguna de ellas.

14. Evite las descalificaciones personales y los insultos. Tráteles siempre con respeto y use también con el niño las palabras de cortesía como “por favor” o “gracias”.

15. No demande perfección. Los adultos no somos perfectos, por lo que no podemos esperarlo de los más pequeños.

16. Efectúe una escucha activa, prestando atención visual y física, haciéndoles saber que sus preguntas, inquietudes y opiniones son igual de importantes que las nuestras.

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