Saltarse el desayuno, para los niños, es perjudicial, y es que corren el riesgo de padecer déficit cognitivo de más de 50 por ciento, lo que significa que su memoria, velocidad de respuesta y atención, se verán disminuidos no sólo durante su niñez sino podrían reflejarse por el resto de su vida.
De acuerdo a la maestra en neurobiología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Elizabeth Cabrera, durante la niñez, las necesidades energéticas son mayores, por ello, el menor requiere ingerir alimentos de manera frecuente iniciando con un desayuno con los nutrientes necesarios.
De igual manera, el desarrollo de las capacidades físicas como la flexibilidad, la fuerza o la resistencia. Así como las mentales como el lenguaje, la memoria, la solución de problemas y la inteligencia, se determinan de forma importante durante los primeros años de vida del individuo.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) señala que el progreso de estas capacidades está estrechamente vinculado con la nutrición.
Cabrera destacó que éste es el tiempo de comida más importante del día, al proveer lo necesario para un rendimiento óptimo, de preferencia si lo reciben en los primeros 30 minutos después de levantarse.
A decir de la especialista, los infantes pondrán más atención en la escuela, serán mejores al desarrollar actividades físicas o participar en clase. Además, su velocidad de respuesta será más rápida a diferencia de cuando no desayuna.
Las frutas y cereales, consideró la maestra, son una buena fuente para obtener la glucosa de macronutrientes en el primer alimento del día. El cerebro requiere glucosa y oxígeno para trabajar de forma óptima pues estos dos elementos son los principales encargados de generar la energía suficiente para que trabaje adecuadamente.