Sabías que cuando una persona experimenta la fase aguda de una emoción es menos inteligente, pues la emoción, ya sea positiva o negativa, disminuye la corteza prefrontal, la zona del cerebro que evalúa y pondera la generación de éstas.
En 25 minutos que es el tiempo estimado que dura una emoción, el cerebro libera dopamina aletargando la conciencia real; por ello, a menudo las personas se acuerdan de cosas insignificantes, pierden el contexto y reaccionan de forma inmediata.
Este proceso biológico provoca que muchas veces se tomen malas decisiones, señala el neurofisiólogo, Eduardo Calixto González.
No obstante, “el cerebro aprende con mayor eficiencia con dolor que con un éxito consumado”, pues todos quieren evitar el dolor, afirma en entrevista el investigador del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” (INPRFM).
Mientras las emociones negativas, como la ira y tristeza, son las que más enseñan y capacitan al cerebro a disminuir una emoción, para que cuando se experimente en el futuro, ésta sea de menor intensidad.
Es fundamental entender que las emociones dependen de la evaluación y los procesos psicológicos y sociales por lo que esté atravesando una persona, pues “muchos de nuestros problemas son las interpretaciones que hacemos de nuestra vida”.
El llanto es la única emoción que más energía y oxígeno gasta, pues hace que el cerebro incremente casi un 25 por ciento el consumo sanguíneo, por lo que después de llorar las personas se sienten cansadas.
De modo que un cerebro con salud mental hace a un individuo más empático, por lo que cuando se ve llorar a alguien las personas también se tranquilizan.