En la actualidad, los perros son algo más que una mascota, forman parte de la familia en muchos hogares mexicanos. Sin embargo, esto ha marcado una tendencia preocupante en relación con el entrenamiento que les damos y el comportamiento que esperamos de ellas.
Muchas personas tratan a sus mascotas como si fueran unos bebés, los cargan, les dan biberón aún sin ser cachorros. Y cuando crecen, los llevan a la peluquería, a festejar su cumpleaños, los visten a la moda, etc.
Si bien, los dueños lo hacen con el fin de demostrar cariño, esto no significa que sea un buen trato. Al contrario, humanizar a los animales hacen que pierdan su identidad, se sientan nervioso e inseguros.
Claro que un perro necesita afecto constante, pero sin reglas ni límites es ir en contra de sus instintos. Cuando un perro no puede cubrir sus necesidades caninas generan obsesiones, comportamientos neuróticos, demasiado excitados , que pueden ladrar demasiado, masticar las cosas de la casa, perseguir su cola, ser agresivos, demasiado miedosos, en fin.
La receta para tener un perro equilibrado y feliz es primero dar ejercicio, a continuación discipliba y por último afecto.