Ponerla a hacer mole (o cualquier otro guisado que «a todos les gusta»)
Se acerca el 10 de mayo y la familia organiza el día de las madres.
Siempre a alguien se le ocurre la “maravillosa” idea de no salir, porque “hay mucha gente” entonces la solución es la de reunirse en la casa de la mamá.
La idea, por supuesto, fue dada por aquel miembro de la familia que no tiene donde caer muerto por lo que la siguiente “gran idea” es la de pedirle a mamá que haga ese delicioso mole que tanto les gusta.
La mamá, con tal de poder convivir con su ingrata prole dice que sí, y su pesadilla empieza.
Resulta que los festejadores hijos no le ayudan ni a comprar los pomos de “Doña María” por lo que ella no sólo corre con los gastos, sino que también, con el trabajo de preparar mole para 50 personas.
El día del festejo llegan hijos, yernos así como nueras pero nadie mueve un dedo.
Mamá se encarga de tener todo listo y luego de servirles. Y mientras todos comen “muy rico”, mamá está más atareada que una mesera del Samborns.
Por supuesto que la pesadilla no termina ahí, ya que por la tarde, cuando todos están ahítos y algo achispados por las bebidas ingeridas, los regalos son entregados, todos le dan un sentido abrazo a la sudorosa madre y acto seguido se largan a sus respectivas casas dejando a la festejada con cerro de platos por lavar una caos por recoger.
¡No pongas a mamá a chambear! Es su día ¡déjala descansar!
Llevarla a un restaurante…. sin reservaciones
Clásico: quieres darle todo a mamá el 10 de mayo y que mejor que llevarla a un restaurante para que ese día no tenga que hacer la comida (ya aprendieron la lección del mole).
La idea de la mayoría de los hijos desnaturalizados es la de ir a ese restaurante que tanto les gusta y aprovechar para quedar bien con mamá, no importa que ella sea alérgica o de plano no le guste… en un descuido estarán pasando un partido de fut europeo por lo que así matan dos pájaros de un solo tiro y aprovechan para echar sus alcoholes.
Sin embargo, el “buen hijo” no toma en cuenta que esta también fue la idea de los otros cuatro millones de hijos que viven en esta ciudad y, para nada, se le ocurrió hacer una reservación.
El simple hecho de llegar al restaurante es toda una pesadilla, ¡¡el tráfico está terrible!! Y en el restaurante, aunque no es de los más baratos la cola para entrar está imposible.
-¿Tiene reservación?- pregunta un mesero con cara de pocos amigos…
La respuesta negativa es obvia y el mesero los mira con franco desprecio.
-Tendrán que esperar- dice con voz que recuerda la futilidad de las empresas humanas.
La opción es buscar otro restaurante, pero como ese seguro tendrá un cancerbero igual, no queda más que apechugar una espera de tres horas para ser colocados en una mesa entre el baño y la estación de los platos sucios donde se podrá consumir una comida que más bien será merienda.
¡Toma tus precauciones! ¡reserva y procura salir temprano para evitar problemas!
Juntarle el festejo con la consuegra
Finalmente definen que ese día mamá no tiene que trabajar y deciden hacer un festejo en todo lo alto.
Pasan por mamá, que se pone muy guapa y la llevan al restaurante (en el que previamente hicieron reservaciones).
¿Qué puede salir mal?
Qué al llegar al local la mesa ya está lista e incluso ya los están esperando: en ésta se encuentra la querida consuegra, la mamá del yerno o la nuera, al cual también invitaron para así hacer una sola celebración.
¡Qué mejor que convivir todos juntos!
Este día a cada mamá le gusta ser el centro de la atención. Lo peor que le puedes hacer es llevar a alguien que le robe el protagonismo y peor si esta persona es la no tan adorada consuegra.
Que le regales un electrodoméstico
Este es un absoluto NO, así con mayúsculas y subrayado.
Nunca de los nuncas le regales a mamá un electrodoméstico o algún producto para limpiar o cocinar (a menos que ella lo haya pedido de manera expresa).
¿Te gustaría que ella te regalara papel para imprimir, cajas de plumas o una dotación de cuadernos?
Es prácticamente lo mismo. Mamá prefiere cosas que le hagan sentir bien y que no sean para trabajar más.
¡Tú la conoces! ¡Échale imaginación!