Cada vez es más común que las personas originarias de la Ciudad de México emigran a zonas aledañas, seducidos por rentas económicas, por comprar una casa de interés social y por las falsas promesas de constructoras sobre el fácil acceso al transporte público.
La triste realidad es que el tiempo de traslado y el costo real de este, ocasiona que el gasto semanal sea mucho mayor al que se genera para el bolsillo, además de desperdiciar hasta cinco horas del día en el transporte público.
Pero estos traslados largos afectan la salud, de acuerdo con la siquiatra especialista en trastornos del dormir, Margarita Reyes Zúñiga, los traslados largos ocasionan que haya menos tiempo de sueño, lo que incrementa el riesgo cardiovascular y a padecer obesidad, además de que se multiplican las posibilidades de accidentes vehiculares, laborales y en el hogar.
Asimismo, la especialista señaló que “dormir pocas horas también afecta el estado de ánimo, pues aumenta la irritabilidad y disminuye la tolerancia a la frustración, además de que se es más propenso a la impulsividad”.
Para contrarrestar un poco los daños por dormir pocas horas se puede tomar una o dos siestas durante el día, no mayores de 30 minutos, cuidar principalmente los hábitos alimenticios, y realizar por lo menos 30 minutos de ejercicio diarios.
Fuente: Excelsior