La dopamina es la sustancia química responsable del enamoramiento, un proceso transitorio, conductual y neuroquímico que dura sólo tres años, aseguró el neurofisiólogo, Eduardo Calixto González.
La duración del enamoramiento se debe a la disminución gradual de la dopamina, proceso en el que el cerebro desensibiliza las emociones, explicó el especialista en una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
El enamoramiento es una liberación masiva de dopamina en el núcleo accumbens, detalló el también investigador del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM).
Esta acción involucra una disminución de la activación en la corteza prefrontal que se relaciona con el razonamiento, es por ello que durante el enamoramiento se borran los aspectos negativos de la persona que nos gusta, señaló el neurofisiólogo.
“Después de tres años el cerebro se adapta a la persona y se enamora, es decir, acepta sus defectos y busca mantenerla cerca, o bien, elige buscar a otro individuo que le ayude a liberar dopamina”, expuso.
De acuerdo con Calixto González las mujeres pueden escoger mediante el sentido del olfato a su pareja.
“Cuando una mujer huele a un hombre, le puede resultar atractivo, porque puede decir que los genes del individuo no son iguales a los suyos, es por eso que aun teniendo a un hermano o pariente físicamente atractivo se da el rechazo de consanguinidad”, mencionó.
El investigador aseguró que en estos procesos, los hombres y las mujeres se enamoran de diferentes formas.
“Las mujeres tienen más grande el hipocampo (estructura especializada para la memoria y el aprendizaje), madura más rápido y tiene ambos hemisferios mejor conectados”, explicó Calixto González.
“El cuerpo calloso, estructura con la que se conectan los dos hemisferios, es hasta 25 por ciento más grande en ellas, lo que significa que integra un hemisferio cerebral izquierdo subjetivo y analítico, en tanto su hemisferio derecho es creativo y organizacional”, agregó.
Al tener mayor integración interhemisférica, el género femenino presenta una mayor liberación de dopamina y oxitocina, aseguró el especialista.
Por otro lado, detalló que al tener más grande el giro del cíngulo, parte integral del sistema límbico involucrada en la formación de emociones, conducta, aprendizaje y memoria, las mujeres presentan niveles más altos de integración de sus emociones en comparación con los varones.
“El hemisferio izquierdo tiene dos estructuras cerebrales: área de Broca y área de Wernicke, la mujer tiene mayor densidad neuronal en estas dos áreas, las cuales le permiten identificar y estructurar mejor el lenguaje”, explicó.
Estos elementos participan en cómo se escoge una pareja, cómo se convive con ella y cómo es el proceso en estas etapas, así, “nos damos cuenta de que las hormonas participan para bien o para mal en la función del cerebro y la conducta”, puntualizó.
González Calixto añadió que a diferencia de las mujeres, quienes realizan evaluaciones biológicas, psicológicas y sociales para escoger a su pareja, los varones valoran este proceso mediante el contacto visual.
“Al cerebro humano le encanta la simetría facial. A nivel biológico el varón procura detectar a mujeres jóvenes con senos grandes y caderas anchas, que otorgan ácidos grasos que ayudan a la formación del cerebro, y tiene la probabilidad de generar hijos más inteligentes”, explicó.
“Los hombres evalúan en cuestión de ocho segundos a 12 minutos el proceso, que puede cambiar de acuerdo con los aspectos culturales. Valoran según el proceso visual dopaminérgico”, indicó el especialista.
Respecto al amor eterno, el investigador apuntó que entre los 16 y 23 años se libera una mayor cantidad de dopamina, por lo que el proceso de enamoramiento es más intenso alrededor de los 23 años, pero conforme los años pasan, los liberadores de dopamina son distintos y se dan en menores concentraciones.
“Una pareja menor de 22 años está condicionada al fracaso porque están atrapados en un factor neurobiológico que los estimula y por lo tanto creen estar con el amor de su vida”, señaló González Calixto.
“Cuesta trabajo creerlo pero no existe el amor de nuestra vida. Lo que realizamos son cambios neuroquímicos a nivel cerebral que nos hacen totalmente subjetivos y gradualmente aprendemos de ellos y en el transcurso de la vida vamos siendo más selectivos”, añadió.
Por ello, dijo, el proceso de enamoramiento es para siempre cuando una persona se da cuenta que evoluciona.
Con información de Notimex