El sueño es una necesidad biológica básica, igual que respirar y comer; necesitamos dormir para poder vivir, Por lo tanto decir que alguien es adicto a dormir es como decir que alguien es adicto a respirar.
La Sociedad Norteamericana de Medicina para la Adicción define las adicciones como «una enfermedad primaria crónica de recompensa cerebral, motivación, memoria y circuitos relacionados, básicamente, sigues haciendo algo una y otra vez independientemente de lo nocivo que sea para ti.
Podría argumentarse que es preciso que haya una reacción química para que se produzca una adicción, motivo por el cual se puede ser adicto a la comida o al sexo, pero es que hay una reacción química que se produce durante el sueño.
Hay dos sustancias químicas, la acetilcolina (la sustancia química que nos mantiene despiertos) y la adenosina (la que nos hace sentir somnolencia) que actúan en nuestro cuerpo durante todo el día. Cuando te despiertas de una siesta, estás inundado de acetilcolina.
La adicción a las pastillas para dormir y la adicción al sueño, o el deseo constante de dormir todo lo que sea posible, no son lo mismo.
El motivo por el que la gente se vuelve adicta a las pastillas para dormir, según BR Meier, un psicólogo de Los Ángeles que es coautor de un ensayo sobre la adicción al Ambien para el Delaware Medical Journal, es que la gente tiene problemas para dormir.
Toman algo tan inocuo como la Dormidina, que puede interferir en tu modo de dormir y en la calidad de tu sueño, igual que las pastillas para dormir de toda la vida, y acaban creando un círculo vicioso de dependencia.
Fuente: Excelsior