En México, el termino de “maternidad subrogada o vientres de alquiler” disfraza lo que en verdad se practica en nuestro país, la explotación de mujeres con fines reproductivos, cuyo lugar se ha vuelto el más recurrente debido a la prohibición de esta práctica en países del sudeste asiático como Tailandia.
Por una cantidad que varía entre los 10 mil hasta los 120 mil pesos, las mujeres más necesitadas o en situación de vulnerabilidad ofrecen sus vientres para gestas los hijos de extranjeros, en cuyos casos pueden ya sea porque la madre biológica no pueda concluir la gestación o debido a que la profesión que tienen no les permite dedicar los nueve meses del embarazo.
A pesar de que sólo en Tabasco y Sinaloa cuenta con la figura de maternidad subrogada, en el Distrito Federal existen clínicas privadas que promueven este tipo de prácticas.
De acuerdo con la senadora del PRI, Mely Romero Celis, las mujeres que rentan sus vientres son de origen campesino, indígenas o con una condición de pobreza mayor, pero se ha sabido de mujeres de clase media que aceptan con en fin de buscar una contraprestación económica sin medir las consecuencias, aunque en ocasiones las mujeres tienen que pagar sus propios gastos médicos.
Según datos del Early Institute, alrededor de 800 parejas españolas contratan vientres de alquiler en el extranjero cada año, en países como Ucrania, aunque esta práctica está creciendo en México, ya que la maternidad subrogada está prohibida por las leyes españolas.
La senadora Mely Romero presentó en septiembre en el Senado una iniciativa de ley que fue turnada a las comisiones de Salud y de Estudios Legislativos para prohibir la maternidad subrogada en el país, ya que no se va a permitir que se exploten a las mujeres con un fin que en un principio puede parecer altruista.
Fuente: Excelsior