Los fuegos artificiales y cohetes asociados a las fiestas patrias generan contaminación química que conllevan efectos nocivos para la salud.
¿Cuál es el impacto ambiental de llenar el cielo nocturno de increíbles efectos luminosos y sonoros en alguna de las múltiples celebraciones? Los espectáculos pirotécnicos son la máxima expresión de la fiesta, del estallido de la alegría, pero también tienen su lado negativo: contaminación.
El uso de fuegos artificiales durante las celebraciones generan grandes concentraciones de partículas suspendidas en el aire que superan hasta 10 veces el rango permitido por las normas oficiales.
Los espectáculos pirotécnicos generan tres tipos de contaminación: el perclorato, agente oxidante que se utiliza para lanzar el cohete; los metales pesados que van en la bomba explosiva y producen la coloración del estallido; y los aerosoles sólidos, que se originan después de la explosión.
El investigador y químico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), José Luis G. Fierro, explica que el “momento de más contaminación” se produce durante la propulsión del cohete cuando entran en combustión todos los elementos incorporados a los fuegos de artificio.
Para Fierro, los percloratos son elementos muy nocivos para la salud del hombre ya que “pueden afectar al tiroides” y, además, se les relaciona con la contaminación de las aguas de las fábricas donde se produce.
En cuanto a los metales pesados utilizados para dar color al espectáculo, el profesor ha explicado que “el cobre aporta el color azul al destello, el litio la coloración roja, el antimonio (amarillo) y el aluminio (blanco), sin olvidar el bario, responsable del color verde y que contiene isótopos radioactivos”.
Estos metales se dispersan en la atmósfera y cuando caen a la tierra, lo hacen convertidos en aerosoles sólidos, partículas muy pequeñas, que si se inhalan de manera continuada pueden producir daño en las vía respiratorias.
Los fuegos artificiales liberan gases contaminantes como el monóxido de carbono y partículas muy finas a la atmósfera que pueden tardar entre dos a tres días en disiparse, advierte Eric Concepción, especialista en gestión y de la calidad ambiental del aire del Ministerio del Ambiente de Perú.
“Estas partículas pueden ser inhaladas por los niños y los adultos y causarles problemas respiratorios”, agrega en este sentido el Sr. Concepción advirtiendo que estos elementos, gases y partículas contaminantes en el aire además pueden llegar a alterar el clima del lugar.
Si bien no son los principales causantes, lo cierto es que los fuegos artificiales aumentan la contaminación del aire, situación que en el pasado no era tan evidente como en la actualidad. “Los riesgos de la contaminación del aire son actualmente mucho más grandes que lo que se creía o entendía hasta ahora, particularmente para las enfermedades cardiacas y los accidentes cerebro vasculares”, indicó la directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, María Neira.
Estudios recientes de investigadores de la Facultad de Geografía de la Universidad Autónoma del Estado de México, alertan sobre los efectos negativos que provoca lanzar cohetes al aire durante el ciclo de lluvias.
Destacan que estos provocan retraso en el ciclo de las lluvias generando contaminación atmosférica, ya que los cohetes disipan el aguacero desvaneciendo las gotas de agua con que está creada la nube y no llueve como debería de llover, provocando también gran contaminación por la pólvora que se quema.
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